El viejo remedio de la abuela para las dolencias del
cuerpo y las tristezas del alma era una sopa de pollo.
Esta carne no solo es deliciosa, también
proporciona al cuerpo con nutrientes necesarios para su
adecuado crecimiento y mantenimiento.
Los
nutricionistas recomiendan consumir carne de pollo por
lo menos dos veces a la semana (un mínimo de 6 onzas al día) y
alternarla con el consumo de carnes rojas y pescado, para que
el cuerpo obtenga la cantidad suficiente y equilibrada de
nutrientes.
Una de las ventajas que ofrece la carne de
pollo es que es muy fácil de digerir. Ni siquiera la
carne de pavo es de tan sencilla digestión. Así que, si tiene
algún enfermo en casa, no dude en darle el famoso ‘caldo de
pollo’ de la abuela para que se nutra sin que la comida vaya a
caerle mal.
El pollo también es útil en las dietas de
adelgazamiento, siempre y cuando se escojan las
piezas más magras del ave. Una opción es la pechuga;
mucho mejor si elimina la piel que la recubre (esta almacena
una gran cantidad de grasa) y la prepara sin aceite, es
decir, a la plancha o al horno.
Si no excede
los 80 gramos por ración, la carne de pollo
puede formar parte de la dieta de personas con hiperuricemia
(ácido úrico elevado). Estos pacientes pueden incluir esta
carne en su dieta pues es una de las más bajas en purina,
sustancia que deben evitar, ya que eleva el ácido
úrico.
El pollo, que se comenzó a
domesticar hace más de 4 mil años, en Asia meridional,
también proporciona al cuerpo una buena cantidad de
proteínas, necesarias para un adecuado crecimiento.
Proteína, ladrillos del
organismo
Vivir ocasiona un continuo desgaste
de los tejidos y es preciso repararlos. Las proteínas son las
que regeneran el cuerpo. Si el organismo no recibe
la proteína que necesita, la busca en los músculos, por lo que
se produce una perjudicial pérdida de masa muscular.
Cuando el cuerpo carece de proteína se
retrasa el crecimiento de los niños y adolescentes. Los
adultos sufren de flojedad muscular, fatiga y
desequilibrio. Todos deben tomar proteínas pero en
especial niños, adolescentes, deportistas y embarazadas.
Indispensables vitaminas
del grupo B
La carne de pollo es fuente de
vitamina B3, necesaria para el
cerebro, pues interviene en la síntesis de ciertos
neurotransmisores como la serotonina, en parte
responsable del buen humor. Además es útil en caso de
esquizofrenia, psicosis y depresiones.
La vitamina B9 otra de las sustancias que
contiene la carne de pollo, es importante para la
correcta formación de las células sanguíneas. Su presencia no
solo ayuda a mantener sana la piel, sino que además colabora
con la prevención de la anemia.
El cerebro necesita del
fósforo
La carne de pollo ofrece fósforo al
cuerpo. Este mineral estimula y tonifica las células del
cerebro, por eso incrementa la energía de este órgano.
Es además un sostén del sistema nervioso y de los
huesos. También lo encuentra en las manzanas y las
nueces.
El fósforo, junto con el calcio, es
esencial para la adecuada formación de los huesos y dientes.
Este mineral también es esencial para la producción de energía
que se obtiene a través de los alimentos, así como para la
constitución de las células.
Potasio para evitar los
calambres
El potasio es necesario para combatir la
debilidad muscular y evitar la falta de energía. Este
mineral, contenido en la carne de pollo, combate la
insuficiencia cardíaca y la irregularidad del pulso,
conocida como arritmia.
Recuerde que si usted hace mucho ejercicio
debe vigilar sus niveles de potasio, pues este mineral
se excreta fácilmente a través del sudor. Una señal de
su carencia es la presencia continua de calambres.
Hierro para oxigenar el
organismo
El pollo teine hierro mineral que
interviene en el buen funcionamiento de la respiración. Se
combina con proteínas para formar la hemoglobina (pigmento
rojo de la sangre) y así poder transportar el oxígeno a los
tejidos.
Cuando el cuerpo no tiene hierro se
presenta la fatiga, palidez de la piel y mucosas,
palpitaciones con taquicardia, boqueras, piel seca y cabellos
quebradizos, disminución de las defensas y trastornos
gastrointestinales.
Fuente: Últimas
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